En el marco de la VII Conferencia Nacional de Economía Circular celebrada en Roma, Italia volvió a posicionarse como uno de los países líderes en Europa en materia de circularidad. Sin embargo, el nuevo informe elaborado por la Red de Economía Circular (CEN), promovido por la Fundación para el Desarrollo Sostenible en colaboración con ENEA, evidencia una paradoja: mientras mejora la productividad de recursos y se incrementan los índices de reciclaje, la dependencia del país de materias primas importadas sigue siendo considerable.
Con un nivel de circularidad de 65,2 puntos sobre 100, Italia se ubica en segundo lugar entre los 27 países de la Unión Europea, detrás de los Países Bajos. Supera a otras potencias como Alemania, Francia y España en diversos indicadores clave, como la productividad de recursos, el uso circular de materiales, y la tasa de reciclaje de residuos urbanos, que alcanzó el 50,8% en 2023.
A pesar de estos avances, el país mantiene una alta dependencia de la importación de materias primas, que en 2023 representaron el 48% de la necesidad global, frente al promedio del 22% en la Unión Europea. El costo de estas importaciones creció un 34% entre 2019 y 2024, pasando de 424.200 millones a 568.700 millones de euros.
Durante el encuentro, el presidente de la Fundación para el Desarrollo Sostenible, Edo Ronchi, advirtió que “Italia debe decidir si refuerza su liderazgo en circularidad o pierde esta ventaja”. Ronchi señaló también la necesidad de cambiar el enfoque actual, centrado en la gestión de residuos, hacia acciones preventivas como el ecodiseño, la reutilización y el fortalecimiento del mercado de materias primas secundarias.
Por su parte, Claudia Brunori, directora del Departamento de Sostenibilidad de ENEA, subrayó la urgencia de reducir la dependencia externa mediante un modelo productivo basado en la innovación y la valorización de residuos orgánicos. Entre las oportunidades, destacó el potencial de la biotecnología circular y la extracción de biomoléculas de alto valor agregado.
El informe también revela señales mixtas en cuanto a inversiones y empleo. Las inversiones privadas en economía circular descendieron un 22% desde 2019 y el número de trabajadores en sectores relacionados cayó un 7%. No obstante, Italia aún supera a Francia y Alemania en porcentaje de empleo circular sobre el total (2%).
Finalmente, el documento estima que una transición más ambiciosa hacia la circularidad —con mayores tasas de reciclaje y menor consumo de materiales— podría generar ahorros por 82.500 millones de euros y reducir la dependencia de importaciones en 40 millones de toneladas hacia 2030. Un paso clave no solo para el desarrollo económico del país, sino también para avanzar hacia los objetivos climáticos de la Unión Europea.
En un mundo afectado por la inestabilidad geopolítica y los desafíos ambientales, Italia busca consolidar su posición como referente europeo en economía circular. La clave estará en convertir el liderazgo en desempeño en una estrategia de desarrollo estructural que combine sostenibilidad, autonomía y competitividad.
Fuente: AISE